Se cree que el reptil, de unos 20 centímetros de largo, había estado durmiendo plácidamente al lado de la lechuga en la heladera del supermercado hasta que White la tomó, y la sacó de su artificial hibernación. Lo que luego le dio un poco de escalofríos al comprador del paquete es que él metió la bolsa de lechuga con la serpiente en su mochila y la llevó en su bicicleta durante los 10 minutos que lo separaban de su casa.
“No teníamos un carrito -contó White-, así que decidimos poner la mercadería en la mochila. Eso, en retrospectiva me asusta un poco”.
Mientras desempacaban los productos de la compra, el reptil asomó su cabeza por entre las dos plantas de lechuga que habían adquirido los White y ahí, alarmados pero astutos, decidieron llamar a la organización de rescate de vida silvestre Wires, que les informó que el animal podría pertenecer a la especie marrón oriental, una de las venenosas y agresivas de Australia.
Pero, afortunadamente para la pareja, el diagnóstico era incorrecto. Después de revisar las numerosas fotos que los White habían sacado a su inesperada visitante, se dieron cuenta que que se trataba de una cabeza pálida. De todos modos, sin ser tan extremadamente peligrosa, el especialista de Wires le dijo a la pareja que era un animal “médicamente significativo”.

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